Para Adriana se trata de algo más que la captura de la composición natural del elemento retratado. Es la construcción de imágenes a partir de la realidad y lo maravilloso que se esconde en los rincones olvidados del paisaje. Su lente no se equivoca a la hora de escoger el encuadre y guardar en la memoria lo que fue destinado para permanecer en la historia nunca escrita del mundo cotidiano del viajero que sigue sorprendiéndose de cada lugar que vuelve a visitar.