A veces del día a día puede deparar las imágenes más terribles. Y es que la idea de encontrarse con el Cuco o algún lobo humanizado que tiene ojos grandes para vernos mejor no es tan terrible como el imaginar que revisando debajo de la cama encontraremos a un viejito fumando una pipa y guiñándonos el ojo derecho, sólo para dejar al izquierdo en paz. Así funciona la imaginación de Christian: concentra su atención al detalle de la cotidianidad y lo enfrenta al mundo irreal. El resultado es dormirse en la combi para descubrir lo terrible de las malas compañías, la automatización de la cenicienta, el peligro de estar vivito y coleando por el parque.