Hay una pequeña rendija por la que puede verse todo el mundo. Escalones aparte, las alfombras reclinables protegen el sótano y los ojos se entregan a esa comunión del amor cotidiano, urbano y vital. Las fotografías de Mar son eso, escapes desde la realidad hacia esferas difuminadas y llenas de color. Osadía sensible de quien se entrega a la lente de una cámara para regalarle una visión perfeccionada de lo industrial y lo natural que nos rodea.