Hay algo difícil de entender en las obras de Javier. Y es que uno se acostumbra a ver con los ojos bien abiertos y se olvida de mirar cuando los tiene cerrados. Agresividad y abarrotamiento que se enfrentan contra la peculiaridad del individuo. Lo oscuro de la calle contra la sensibilidad de la ficción. Es creación y recreación al mismo tiempo; un mundo que él genera a partir de un mundo que él conoce. La aspiración más real de quien sueña un pequeño sueño con sabor a concreto y sudor ajeno.