Hay mucho de realidad en el mundo que crea Jerson. Ironía de formas que niegan y deforman la naturaleza en equilibrio sólo comparable a las verdades que esconden las situaciones que plantea. Frente a un aire surreal, el movimiento se apaga por un segundo que Jerson capta y plasma para demostrarnos que al final soñar no es sólo para niños.